Octubre trae elecciones en tres países de LATAM

Latinoamérica siempre tiene actividad en lo electoral y octubre no será la excepción, ya que vivirá un triplete comicial que no dejará indiferente a la región. La razón, es que las votaciones se darán en entornos de mucha fricción política, crisis socio económicas y con los sistemas electorales en el ojo del huracán.

El calendario lo abrirá Ecuador, donde el 15 de octubre se cumplirá la segunda vuelta presidencial de las elecciones anticipadas en medio de una creciente violencia e inseguridad. Estos comicios pueden ser el punto de corte entre una administración que no atendió los requerimientos que la tecnología electoral demanda y una gestión que se ocupe de probar sistemas y robustecer las garantías electorales para que los electores voten de una manera segura y transparente.

Como se recordará, Ecuador usó por segunda vez un modelo de voto remoto para sus nacionales en el extranjero durante las elecciones de este año, pero los errores que se dieron en febrero se repitieron en agosto, por lo que se tomó la decisión de no usar el sufragio por internet en el balotaje. El lapso de seis meses entre ambas jornadas electorales no fue aprovechada para corregir los problemas, por lo que se debió desistir de la automatización de manera temporal. Lo ocurrido evidencia la falta de planificación y apego a las demandas propias de cualquier modelo de voto electrónico.

El segundo país que asistirá a las urnas este mes es Argentina. Al igual que en Ecuador, la capital de esta nación, Buenos Aires, suspendió el uso de la Boleta Única Electrónica (BUE) por el mal funcionamiento del sistema. Las fallas de los equipos provistos por la empresa MSA (Magic Software Argentina) incluyeron la imposibilidad de algunos de los equipos de imprimir el comprobante del voto o de leer el PIN. Además, las máquinas no mostraban la oferta completa de candidatos o arrojaban error con las selecciones luego de que los electores hubieran votado.

En la capital argentina además se incurrió en la falta de una campaña informativa adecuada para los votantes, por lo que la mala planificación y ejecución del proyecto de automatización electoral afectaron el resultado, perjudicando el erario y la confianza ciudadana.

Finalmente las votaciones durante este mes en la región cierran en Colombia. Está previsto que el 29 de octubre el país vote en los comicios locales y regionales sabiendo que en las siguientes elecciones podrá contar con un sufragio mixto, que incluye voto automatizado, gracias a la aprobación de un nuevo Código Electoral. Específicamente la nueva norma habilita novedades de orden técnico como el uso de la tecnología electoral con el voto electrónico y un software para el escrutinio.

A la luz de los tres procesos electorales, es claro que los países con proyectos de automatización electoral fallidos trabajaron de espaldas a los estándares que exigen la adquisición y diseño de la tecnología electoral, así como su implementación. Estos pasos en falso deben impulsar a las autoridades de Ecuador y Argentina a mejorar la praxis pública, a hacer uso correcto de los recursos del país para brindar garantías electorales que fortalezcan la democracia y la confianza ciudadana.

A su vez, estas experiencias deben ser consideradas por Colombia para no repetir los errores de sus pares más cercanos, que no contaron con el respaldo de una empresa de probada experiencia en voto electrónico, tanto para garantizar el diseño de un modelo de votación adaptado al país y a las exigencias de una elección, como para asegurar una óptima implementación que cuente con auditorías, pruebas y campaña informativa y de capacitación.

Para automatizar el voto hay que seguir las mejores prácticas y tener la mejor tecnología

No cualquier tecnología puede garantizar el éxito de una elección y no cualquier empresa puede diseñar y ejecutar un proyecto de voto electrónico de manera exitosa. Estas afirmaciones resultan destacables en el marco de las elecciones fallidas vividas en Buenos Aires (Argentina) y Ecuador durante agosto, ya que nos permiten debatir acerca de las mejores prácticas a la hora de automatizar una elección y lo que recomiendan los organismos de observación electoral.

En ese sentido, tanto en la capital argentina como en Ecuador, se llevan adelante investigaciones para determinar qué falló y quiénes son los responsables. Resulta oportuno recordar las sugerencias que los organismos internacionales han hecho para corregir la puesta en marcha de la tecnología electoral o iniciar la implementación de manera segura.

Por ejemplo, cuando Colombia celebró elecciones presidenciales en 2022 y debieron hacerse cambios para el balotaje, por la recurrencia de varios problemas (fallas en el modelo automatizado para entregar resultados preliminares (preconteo) y en el software de escrutinio), las misiones de observación dieron cuenta de recomendaciones orientadas a seguir avanzando en el uso de la tecnología electoral para fortalecer el sistema electoral y ofrecer resultados legítimos.

En detalle, el informe de la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA), precisó varias de las garantías que ofrecen los países que cuentan con voto electrónico y suman años de exitosas experiencias. Tal es el caso de la necesidad de programar simulacros integrales en los sistemas automatizados, así como mejorar los procedimientos de documentación del código fuente del sistema y registrar la totalidad de eventos que tengan lugar durante las pruebas, pues su ausencia no se corresponde con las mejores prácticas en la materia.

Otras garantías sugeridas contemplan configurar las computadoras del escrutinio de manera tal que solo naveguen en Internet de manera restringida; definir un único espacio en el disco rígido de los distintos equipos utilizados para el escrutinio definitivo para alojar los archivos que necesita el sistema y configurar todas las computadoras de manera uniforme y homogénea.

En esta elección en Colombia también se descuidó el proceso de capacitación y formación sobre los numerosos mecanismos de transparencia que permiten verificar todo el proceso. La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea dio cuenta de esto, y argumentó que este descuido se debió al énfasis del organismo en otras áreas, cuando las campañas de información y aprendizaje sobre el nuevo sistema son tan vitales como la misma tecnología.

Por otro lado, la Misión de Observación Internacional de Transparencia Electoral destacó “la progresiva implementación de tecnología” en Colombia, al considerar que solo a través de las herramientas idóneas se puede ofrecer resultados rápidos y confiables.

Todas estas recomendaciones deberían ser analizadas y seguidas por autoridades de todos los países de la región que padecen de los mismos problemas que Colombia, a causa de las irregularidades propias de los sistemas de votación manuales o por una implementación de tecnología deficiente o debido a que padecen los efectos de una selección de tecnología que adolece de los exigentes estándares que se requieren.

Como se recordará, las condiciones que reclama la automatización de alguna etapa de una elección o de todo el proceso de votación son demandantes, ya que aunadas a las ya mencionadas, también pasan por realizar una licitación abierta y transparente, seleccionar la herramienta tecnológica que más se adapte a las necesidades del país, realizar pruebas y simulacros que garanticen el funcionamiento de los sistemas y procurar una amplia campaña de información y capacitación para que tanto electores como el personal del ente electoral se familiaricen con la nueva forma de votar.

Atendiendo a lo sucedido tanto en Buenos Aires como Ecuador y las condiciones que se necesitan para automatizar las elecciones, se concluye que todos los países con planes de usar algún modelo de voto electrónico o que actualmente adelantan la tecnificación de sus sistemas, deben seguir haciendo esfuerzos por automatizar los procesos, pero deben saber que seguir las mejores prácticas y usar la mejor tecnología disponible, es la única forma de blindar al sufragio y todo el sistema electoral.

Estudio arroja que en México el voto electrónico tiene futuro

Un estudio realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República de México titulado “Democracia electrónica. Revisión de la legislación federal y estatal sobre el voto”, dio cuenta del trabajo que viene haciendo este país para desarrollar su modelo de votación, siendo el más reciente paso la implementación del voto electrónico para sus nacionales en el exterior.

El alcance de la investigación adquiere una importante dimensión, luego que tanto la Ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, y Ecuador, tuvieran elecciones fallidas por problemas estructurales en la adopción y ejecución de sus proyectos de automatización parcial del sufragio, mientras por contrario los mexicanos de manera progresiva han aplicado herramientas exitosas para modernizar el voto, tanto con sufragio electrónico presencial, como con sufragio remoto.

El documento detalla que a la fecha se han realizado pilotos y pruebas vinculantes de voto electrónico con resultados positivos en comicios locales de Aguascalientes, Ciudad de México, Coahuila, Estado de México, Hidalgo, Jalisco y Tamaulipas, mientras que desde 2018 se viene usando un modelo de sufragio remoto para los nacionales que viven en el extranjero.

Tras todas estas experiencias, el estudio destaca que el propio Instituto Nacional Electoral ha identificado necesidades para fortalecer el avance de la automatización en el país, que pasan por desplegar un plan de seguridad para resguardar los activos de información, implementar un procedimiento de verificación funcional de las urnas electrónicas por un ente externo para elevar la confianza del electorado y los actores políticos y desplegar campañas de información para familiarizar a la ciudadanía con el uso de tecnología.

Además otros de los retos son buscar aprovechar el potencial de la tecnología para facilitar el sufragio en las personas con necesidades especiales y seguir trabajando en el marco normativo.

El texto resalta la evolución del voto remoto de los mexicanos en el extranjero, por cuanto puede ser el ejemplo del aumento de la confianza en el uso del internet para emitir sufragios tanto en elecciones locales y federales, como de revocación del mandato. El análisis concluye que el voto electrónico puede ser la alternativa «efectiva y confiable» para que México vote, ya que así lo prueban las experiencias exitosas que se han tenido en el país.

Atendiendo al proceso de modernización progresiva y segura que viene siguiendo México y que busca extender a escala federal el uso de la tecnología electoral, debe llamar la atención lo ocurrido en Buenos Aires y Ecuador, donde se privilegiaron factores ajenos a la adopción adecuada de tecnología provocando resultados adversos a la confianza y transparencia electoral.

Fue el caso de licitaciones cuestionadas, plazos que se solaparon, baja experticia y tecnología no probada ni adaptada lo que llevó al fracaso de la automatización; por lo que el peso de la investigación debe recaer en las autoridades electorales, que se embarcaron en sendos procesos desoyendo los estándares que demanda la selección e implementación de todo modelo de sufragio electrónico, y que antes han cumplido de manera exitosa naciones como Brasil y Estonia. Estas experiencias son la prueba de que con tecnología bien diseñada e implementada se pueden hacer elecciones robustas, seguras y con resultados confiables.