Los tiempos convulsos que vive el planeta son especialmente complejos en Latinoamérica, donde varios países enfrentan serias crisis políticas que aún no dan señas de ser superadas. La fragilidad de estas democracias –como por ejemplo las de Perú y Guatemala- ponen bajo revisión los modelos de votación de la región, porque llegado el momento, la resolución de los conflictos pasará por lo electoral.
En el caso peruano, aunque esta nación no formaba parte del calendario comicial latinoamericano de 2023, la salida del quinto Presidente desde 2018 –en diciembre pasado- y una cruenta represión a las protestas que ocurren en buena parte delpaís, ha puesto en agenda la necesidad de renovar los cargos de elección popular.
En ese sentido, se anticipa para este año queal menos la Presidencia dela República sea sometida a elección, pero el conflicto interno es tan severo que no hay espacio para fallas en el sistema electoral. Perú necesita un modelo de votación robusto que frene las sospechas y minimice la incertidumbre.
Sin embargo, al momentoel país dispone de un modelo de votación manual incapaz de ofrecer resultados rápidos, transparentes y seguros. En las más recientes elecciones, presidenciales de 2021 y la alcaldía de Lima en 2022, los resultados cerrados obligaron a postergar la entrega del escrutinio.
Estos problemas podrían ser superados con el voto electrónico que ha usado el país en 39 circuitos de manera exitosa. Sin embargo, la Oficina Nacional de Procesos Electorales lo ha descartado sin justificación desde 2021.
Por su parte, recién en enero Guatemala convocó a elecciones generales para el 25 de junio. Serán 3 mil 900 cargos en disputa y la aplicación de varios cambios en cuatro de los reglamentos electorales.
Aunque el proceso recién comienza, ya las alarmas se han activado. Varias organizaciones no gubernamentales, como Human RightsWatch y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), han advertido los riesgos que enfrenta la democracia guatemalteca por la falta de independencia del árbitro electoral y el deterioro del estado de derecho.
La situación incluso ya ha llegado a tribunales, donde tres de los 10 binomios presidenciales ya fueron impugnados, mientras el cuestionado Tribunal Electoral de Guatemala ha impedido la inscripción de dos candidatos críticos al actual gobierno.
A pesar que el modelo de votación y conteo manual se ha mostrado incapaz de ofrecer resultados oficiales el mismo día de la elección, se esperaba que el TSE adoptara tecnología, pero no concretó ningún proceso que permitiera seguir total o parcialmente las recomendaciones de lamisión de observación electoral de la OEA, que resaltan la urgencia de adquirir tecnologías seguras para las etapas de digitalización, transmisión y divulgación de las actas de votación (informe 2015, informe 2019).
Las sugerencias se enmarcaron dentro de las garantías propias de la tecnología electoral, como la centralización de la digitación de las actas; la digitación anónima; auditoría de las actas digitadas; control y monitoreo de los equipos y realizar pruebas de conectividad.
Atendiendo a la situación de ambos países, es imperativo que los dos acepten que informar los resultados de manera oportuna y segura es fundamental para la confianza ciudadana y de los actores políticos. Actualizar sus sistemas electorales luce como la única vía para obtener la confianza del electorado ymantener la paz y la Democracia.