Brasil y Venezuela: dos historias sobre el voto electrónico


En un poco más de dos meses, Brasil y Venezuela ratificarán el uso del voto electrónico al elegir el primero el próximo presidente y el segundo renovar su poder legislativo. Ambas naciones se erigen como las abanderadas de la automatización electoral en Latinoamérica y aunque emplean sistemas diferentes, exhiben sus tecnologías al mundo sin miramientos, ya que acumulan numerosas jornadas electorales con resultados seguros, rápidos y transparentes.

El caso brasileño es visto y documentado como un icono en Suramérica, ya que esta nación fue la primera en reglamentar el voto electrónico (1995) en la región y ejecutarlo. En 1996 arrancó el proceso de automatización con el concurso de diversas empresas, tal es el caso de Unisys do Brasil, luego en el 98, 2000 y 2002 participaron Procomp (máquinas) y Microbase (software), pero a pedido del Tribunal Superior Electoral el Estado desarrolló su propia tecnología, automatizando todas las fases de los comicios: identificación del elector, votación, escrutinio y totalización, que además de ser usada nuevamente el 3 de octubre por casi 128 millones de personas para elegir al nuevo presidente, ha sido exportada a diversos países, que pagan un alquiler para utilizar los equipos y garantizar el mantenimiento.

La máquina brasileña cuenta con teclado numérico y será empleada en octubre por casi 127 millones de electores. Foto: Wikipedia

La máquina de votación brasileña consta de una pequeña pantalla y un teclado numérico en el que el votante marca los números asignados a su candidato. Verifica su voto en la foto que aparece en la pantalla, presiona la tecla «confirmar», y ya votó. Si no desea sufragar por ninguno de los aspirantes, puede pulsar la tecla «blanco», o tiene la alternativa de anular su voto tecleando números al azar y apretando «confirmar». Para el almacenamiento de datos dispone de dos tarjetas de memoria (flash cards) y un disco magnético. Al cierre del proceso, se imprimen varias actas con el resultado de la votación y una es grabada en el disco magnético, la cual será transmitida en red segura y exclusiva para totalización en computadoras de los tribunales regionales y del Tribunal Superior Electoral. El proceso es sometido a varias auditorias y el sistema requiere de firmas electrónicas de todos los actores.

La experiencia en Venezuela comienza en 1998, cuando se implantó un sistema mixto: la votación era manual, pero el escrutinio y la totalización eran automatizados. Sería en 2004 cuando se cristaliza el voto electrónico, que actualmente permite unas elecciones 100% automatizada. Los votantes ejercen su derecho al sufragio a través de máquinas de votación que usan un sistema Touch Screen (pulsando la opción en una pantalla), es decir, marcan directamente en la pantalla del equipo su voto, recibiendo un comprobante de papel, en el queda registrada su voluntad. Con lo cual, ahora las urnas son utilizadas para depositar el comprobante del voto, que no representa directamente al voto, pues éste ya está registrado en la máquina.

Venezuela emplea máquinas de votación y tarjetones electrónicos. Los comicios son 100% automatizados y participarán en septiembre más de 17 millones de electores. Foto: Noticias 24

La empresa proveedora de las máquinas de votación es Smartmatic. En principio se usaron las SAES-3000 y las últimas adquiridas fueron las SAES-4000. El Consejo Nacional Electoral cuenta con cerca de 40 mil equipos. Además, en el país se usa un sistema de identificación biométrica, cuyos dispositivos son conocidos como captahuellas. El ente comicial utiliza alrededor de 12 mil en todo el país.

A la plataforma automatizada de votación venezolana se le aplican más de diez auditorías con la finalidad de garantizar su confiabilidad. Antes de cada elección se auditan los cuadernos de votación; el Registro Electoral; las listas de los elegibles como miembros de mesas y de juntas electorales, así como el software que se usa para seleccionarlos; las máquinas, las captahuellas; la tinta indeleble, entre otros. Después de la elección se realiza la auditoría de cierre, que consiste en revisar que los comprobantes de votación depositados en 54% de las cajas o urnas, tengan coincidencia con las actas de escrutinio. Una semana después se realiza la auditoría posterior, que es la final, que hace una revisión general del proceso.

En ambos países el proceso automatizado se adecuó a sus características, y hoy por hoy, permite el sufragio 100% electrónico. Qué permitió la modernización del voto en Brasil y Venezuela, sin duda la voluntad política de sus gobiernos, pero qué lo hace seguro y transparente: la presión política y ciudadana. Son tres aristas indisolubles y necesarias. Ese es el reto que enfrentan otros países, lograr que gobiernos, partidos y ciudadanos alcancen ese punto de unión y puedan beneficiarse de las garantías que ofrece el voto electrónico.

3 pensamientos en “Brasil y Venezuela: dos historias sobre el voto electrónico

  1. Es interesante leer estas dos versiones sobre el voto electrónico. Al final es una posibilidad que tiene tantos detractores como defensores y promotores. Espero que cada país elija lo que mejor le convenga a ciudadanos, eso es lo importante.

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