República Dominicana, primer país de la región que realiza elecciones en tiempos de pandemia

Foto: eldia.com.do

El segundo proceso electoral de 2020 en República Dominicana tendrá lugar este 5 de julio, la diferencia entre estos comicios y las municipales de marzo pasado es que para estas elecciones generales y legislativas el país debe asumir el riesgo y el reto, de cumplir la jornada en el marco de la pandemia global por COVID-19.

El país caribeño, que realiza sus elecciones bajo un sistema manual, hará frente a las dificultades que supone efectuar la elección con los contagios por coronavirus en proceso de expansión. La Junta Central Electoral (JCE) diseñó un protocolo sanitario básico para el día de los comicios, que busca minimizar el contacto entre personas y la exposición a superficies y objetos.

Ficha Electoral

  • Están llamados a votar 7.5 millones de electores. Para conocer dónde se vota, se puede acceder al enlace dispuesto por la JCE.
  • En estos comicios se elegirán 244 cargos, que incluyen el presidente y vicepresidente de la República, 32 posiciones a senadores, 178 diputados provinciales, 5 diputados nacionales; 7 del exterior y 20 representantes ante el Parlamento Centro Americano (Parlacen).
  • Serán habilitadas 158 juntas electorales y habrán 001 colegios electorales en un total de 4.321 recintos.
  • 345 personas fueron capacitadas para llevar adelante las tareas en los centros de votación. Esta cifra incluye 32.938 técnicos y facilitadores.
  • En las generales de julio participarán 343 observadores nacionales e internacionales.
  • 27 partidos políticos participan en las elecciones generales de 2020.
  • La JCE autorizó para este proceso que los delegados acreditados ante el colegio electoral puedan grabar el proceso de escrutinio, ya sea con teléfonos celulares o cámaras de los recintos comiciales.
  • Para estas elecciones están habilitados a participar en el exterior 879 electores distribuidos en 47 países.

Protocolo sanitario

La JCE dispuso a través de boletines informativos y videos, un protocolo sanitario para resguardar a la población del contagio por coronavirus. Este considera varios de los elementos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero carece del uso de tecnología electoral capaz de minimizar el riesgo, ya que las personas acudirán a las urnas para votar de forma manual, lo que los obliga a emplear las tradicionales boletas de papel en los centros de votación.

De acuerdo al instructivo del organismo, el plan de seguridad contempla la exigencia de mascarillas y distancia entre quienes trabajen durante la cita electoral. La distancia social de dos metros también será obligatoria para todo el electorado mientras asiste a los centros de votación.

Durante el proceso, los delegados y técnicos contarán con guantes y alcohol en gel para desinfectar todos los elementos que intervienen en la votación, incluido el Documento de Identidad de los electores y el lápiz para marcar los tarjetones.

Está por verse si la aplicación del protocolo será suficiente para estimular la asistencia del electorado, así como para saber si será eficiente en garantizar la fluidez del proceso. En muchos países, además de instrumentar el plan de seguridad sanitaria, se hacen esfuerzos por introducir tecnología electoral -casos Colombia y México– que permita garantizar la salud de los votantes y trabajadores comiciales.

Errores y la necesaria corrección

A las puertas de un nuevo proceso electoral, República Dominicana está obligada a no olvidar que en febrero pasado, cuando avanzaba la cuarta hora de las elecciones municipales, un cúmulo de fallas técnicas obligó a la JCE a suspender esos comicios, dejando al país sin la posibilidad de acceder al voto electrónico, por la mala implementación de la tecnología.

La automatización no cumplió las fases claves de instrumentación ni los test necesarios para garantizar su funcionalidad. En un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) se certifica que esas elecciones fueron fallidas, por «un software mal diseñado, la falta de pruebas en las diferentes etapas del proceso y la ausencia de un protocolo de  control de calidad». Se depositó en la JCE toda la responsabilidad del daño causado.

Esta situación y la pandemia deben servir para que el país se embarque en un proceso de modernización de su sufragio. Es cierto que se cometieron errores, pero la Democracia dominicana merece ser protegida, y existen variadas herramientas tecnológicas para blindar el voto, para hacerlo rápido, seguro y transparente.

Lecciones de la elección fallida en República Dominicana

En febrero pasado, cuando avanzaba la cuarta hora de las elecciones municipales en República Dominicana, un cúmulo de fallas técnicas obligó a la Junta Central Electoral (JCE) a suspender los comicios.

La adopción de un modelo de voto electrónico que no cumplió las etapas claves de implementación ni las pruebas necesarias para garantizar su funcionalidad, fue lo que llevó a la Organización de Estados Americanos (OEA) a certificar esas elecciones como un proceso fallido.

El informe de la OEA -recientemente publicado-, dio cuenta que «un software mal diseñado, la falta de pruebas en las diferentes etapas del proceso y la ausencia de un protocolo de  control de calidad», condenaron el proceso de votación. Además, el informe depositó en la JCE toda la responsabilidad del daño causado.

Para esta jornada, República Dominicana informó el uso de un programa informático desarrollado por el propio ente comicial, que en principio no fue sometido a las pruebas que blindaran su funcionamiento y que falló en las primarias del año pasado. Además optó por adquirir máquinas en una licitación exprés, que son para fines comerciales y probaron no ser aptas para votaciones.

De esta forma, la JCE organizó un proceso electoral con voto electrónico en 18 distritos y que afectaba al 62,04% de los electores que fracasó desde el comienzo. El informe de la OEA también demostró que la JCE desoyó todas las recomendaciones de los expertos para garantizar una elección.

En principio, los problemas de diseño del modelo automatizado no pudieron ser detectados por la falta de testeo y la incapacidad de la JCE de cumplir a cabalidad su trabajo. La OEA lo detalla así: «La ejecución de un proceso de personalización de urnas carente de un adecuado control de integridad de la información (debido a un defecto del software), es la causa raíz del primer incidente, que desencadenó en una sucesión de acciones e imprecisiones que derivaron finalmente en la suspensión de las elecciones».

En este párrafo se expone que la JCE, lejos de seguir estándares de calidad y selección de la tecnología, llevó adelante un proceso que puso en riesgo al voto y la democracia. Ignoró todas las fases esenciales: desde la decisión básica de adquirir tecnología diseñada exclusivamente para soportar y resguardar procesos electorales, pasando por un despliegue electoral que asegurara el respaldo de la información, simulacros y pruebas de estrés, así como servicios de entrenamiento, y auditorías. 

Lo sucedido obliga al ente comicial dominicano a revisar sus formas de operar para entregar todas las garantías electorales que ofrece el voto electrónico, y que en países como Argentina y Brasil o regiones de Estados Unidos como Los Ángeles, ha permitido -bajo diferentes formatos- elecciones sin fallas ni cuestionamientos.

OEA audita voto dominicano mientras la JCE prepara elección manual exprés

Tras la escandalosa suspensión de las elecciones municipales en República Dominicana en febrero pasado, la Organización de Estados Americanos (OEA) asumió la tarea de auditar la tecnología adquirida por este país para automatizar el voto.

Los primeros avances de la revisión dan cuenta que los errores son de toda índole, comenzando por el hecho que no todos los partidos inscritos aparecían en el tarjetón. En declaraciones a la prensa, Gerardo Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la de la OEA, explicó que “No hubo una sola falla, hay una narrativa de que hubo una sola falla: en la carga de las boletas. Hubo una multiplicidad de fallas. Estaremos viendo esa multiplicidad de fallas, no nada más una”.Días antes las propias autoridades habían señalado  que alrededor de la mitad de los equipos utilizados fallaron.

La Junta Central Electoral (JCE) tomó un camino arriesgado al diseñar un sistema de votación sin contar con la experiencia para ello ni buscar proveedores con experiencia. La adquisición de equipos comerciales, no aptos para responder a una elección, provocó que tanto el hardware como el software fallaran y obligaran a suspender los comicios.

El ejemplo de República Dominicana contrasta radicalmente con el de Los Ángeles, el cual reseñamos en días pasados. Si bien el condado norteamericano diseñó su propio sistema, lo hizo bajo la asesoría de empresas especializadas como IDEO, diseñadora del primer ‘mouse’ de Apple, y Smartmatic, empresa líder en automatización electoral. En su debut, los votantes aprobaron la nueva tecnología de votación. Según una encuesta de la Universidad Loyola Marymount, el 87 % consideró la votación electrónica como excelente o muy buena.

Mientras la OEA asume la revisión clave de esta tecnología, la JCE organiza una votación manual exprés para este domingo 15 de marzo, claramente afectada por la desconfianza y las dudas generadas por el traspié de febrero.

Pese a esto, las autoridades aseguran que el cronograma electoral avanza sin problemas, y que las elecciones municipales -que son la previa de las presidenciales y legislativas de mayo- se cumplirán sin problemas.

La responsabilidad de la JCE ahora pasa, no solo por llevar a feliz término unas elecciones manuales sobrevenidas, sino por facilitar que la auditoría que adelanta la OEA desentrañe todos los problemas de la escogencia de una tecnología inadecuada para votar.