Chile suspende elecciones ante avance de contagios por COVID-19

Servicio Electoral chileno (Servel= tendrá que hacer ajustes para adaptar calendario.

El control de una pandemia global, como la del COVID-19, pasa por muchas aristas y Chile así lo está experimentando. Aunque tiene uno de los planes de inoculación más exitosos del mundo, tanto en la adquisición de las vacunas como en su aplicación; debido al alza de los contagios el país se vio obligado a suspender las elecciones de este 11 de abril.

La decisión del Ejecutivo respaldada por el Congreso —este 31 de marzo—  de prorrogar los comicios municipales, regionales y de los integrantes de la Convención Constitucional para los días 15 y 16 de mayo, se da sobre la base del voto manual que usa Chile, y de solo disponer de un protocolo de bioseguridad básico para su padrón electoral de casi 15 millones de electores.

Más de 7 mil contagios por día, y el no contar con algún apoyo tecnológico o postal para minimizar los riesgos de propagación del coronavirus, exigió  diferir la votación. Como se recordará, el uso de voto electrónico fue descartado tanto para el plebiscito del año pasado, como para estos comicios y las presidenciales de octubre próximo.

Con este aplazamiento, son dos las veces que Chile ha retrasado las elecciones municipales (alcaldes y concejales). En principio debieron hacerse en octubre de 2020, y luego este 11 de abril, pero se efectuarán junto a las regionales (gobernadores) y la Convención Constitucional en mayo. Vale decir que esto impacta en las autoridades de las que depende la salud y la educación pública, justo cuando la asistencia sanitaria es clave para sobrellevar la pandemia.

Chile tendrá que volver a sopesar su sistema de votación, en aras de modernizar el proceso según su idiosincrasia y necesidades, para evitar futuros diferimientos electores que ponen en riesgo la salud de la democracia.  

Automatizar las etapas cruciales de una elección, permite no solo fortalecer las garantías electorales, sino que en los tiempos que vivimos actualmente, permitiría proteger la salud del electorado y los trabajadores, y  mantener activo uno de los insumos vitales de la Democracia: el sufragio.

OEA audita voto dominicano mientras la JCE prepara elección manual exprés

Tras la escandalosa suspensión de las elecciones municipales en República Dominicana en febrero pasado, la Organización de Estados Americanos (OEA) asumió la tarea de auditar la tecnología adquirida por este país para automatizar el voto.

Los primeros avances de la revisión dan cuenta que los errores son de toda índole, comenzando por el hecho que no todos los partidos inscritos aparecían en el tarjetón. En declaraciones a la prensa, Gerardo Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la de la OEA, explicó que “No hubo una sola falla, hay una narrativa de que hubo una sola falla: en la carga de las boletas. Hubo una multiplicidad de fallas. Estaremos viendo esa multiplicidad de fallas, no nada más una”.Días antes las propias autoridades habían señalado  que alrededor de la mitad de los equipos utilizados fallaron.

La Junta Central Electoral (JCE) tomó un camino arriesgado al diseñar un sistema de votación sin contar con la experiencia para ello ni buscar proveedores con experiencia. La adquisición de equipos comerciales, no aptos para responder a una elección, provocó que tanto el hardware como el software fallaran y obligaran a suspender los comicios.

El ejemplo de República Dominicana contrasta radicalmente con el de Los Ángeles, el cual reseñamos en días pasados. Si bien el condado norteamericano diseñó su propio sistema, lo hizo bajo la asesoría de empresas especializadas como IDEO, diseñadora del primer ‘mouse’ de Apple, y Smartmatic, empresa líder en automatización electoral. En su debut, los votantes aprobaron la nueva tecnología de votación. Según una encuesta de la Universidad Loyola Marymount, el 87 % consideró la votación electrónica como excelente o muy buena.

Mientras la OEA asume la revisión clave de esta tecnología, la JCE organiza una votación manual exprés para este domingo 15 de marzo, claramente afectada por la desconfianza y las dudas generadas por el traspié de febrero.

Pese a esto, las autoridades aseguran que el cronograma electoral avanza sin problemas, y que las elecciones municipales -que son la previa de las presidenciales y legislativas de mayo- se cumplirán sin problemas.

La responsabilidad de la JCE ahora pasa, no solo por llevar a feliz término unas elecciones manuales sobrevenidas, sino por facilitar que la auditoría que adelanta la OEA desentrañe todos los problemas de la escogencia de una tecnología inadecuada para votar.

República Dominicana repite errores y fracasos en sus elecciones

Foto: http://www.france24.com

La suspensión de las elecciones municipales de República Dominicana es consecuencia directa de no asumir de forma responsable el delicado y exigente proceso de automatizar unas votaciones. La Junta Central Electoral (JCE) prefirió diseñar un sistema sin el apoyo de especialistas, y comprar unas máquinas no aptas para responder a la exigente dinámica que implica una elección, pues fueron diseñadas para otros fines. Los resultados de esta decisión saltan a la vista.

La JCE anunció que la cita del 16 de febrero quedaría supeditada al uso del programa informático desarrollado por el organismo, que en principio no fue sometido a las pruebas que blindaran su funcionamiento. Las máquinas, adquiridas en una licitación exprés, son para fines comerciales y probaron no ser una buena opción para su uso en elecciones.

El fracaso de febrero ya se había asomado en octubre cuando se realizaron las primarias con estos equipos y los resultados fueron muy negativos. Hubo retrasos en la votación, falta de información sobre el uso de la tecnología y hasta inconsistencias numéricas.

Pese a esto, República Dominicana decidió repetir con esta tecnología, arriesgando la democracia y la voluntad popular. Esta vez el fallo del sistema implicó que algunas candidaturas no aparecieran en las pantallas, y llevó al país a repetir errores y fracasos.

Las malas experiencias con la tecnología electoral parten, en principio, de las inadecuadas decisiones de las autoridades comiciales. Además, no se probó el rendimiento del software y del hardware –como lo admitió la propia JCE– e incluso se obvió el vital proceso de capacitar a los técnicos e informar al electorado.

Actualmente, existen modelos de tecnología de votación capaces de adaptarse a las necesidades y exigencias de un país, y que han sido comprobados en distintos países del mundo. En Argentina, donde incluso la votación es manual, la tecnología jugó un papel fundamental en la elección presidencial de 2019; a tan solo tres horas del cierre de la votación, 70% de los resultados se encontraban disponibles y los argentinos pudieron fiscalizar las actas en línea, garantizando la trazabilidad.

República Dominicana desperdició una oportunidad valiosa de modernizar de extremo a extremo su sufragio. Esperamos que, en medio de la desconfianza que afecta al padrón y a los actores políticos, pueda surgir la posibilidad de redimir a la tecnología electoral.