Simulacros dejaron a punto el voto electrónico en Ecuador

Las máquinas de Smartmatic ya están en Santo Domingo de los Tsáchilas. Foto: El Comercio.

Las máquinas de Smartmatic ya están en Santo Domingo de los Tsáchilas. Foto: El Comercio.

En las últimas semanas, Ecuador ha cumplido una intensa agenda de pruebas y auditorías para blindar la ejecutoria de los primeros comicios automatizados vinculantes en el país. El 23 de febrero -durante las elecciones provinciales- se usarán tres tecnologías electorales -en igual número de localidades-, y para garantizar que los sistemas, los equipos y la logística respondan a la exigencia y complejidad de la jornada, el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidió simular cada etapa del proceso.

Fueron cuatro los simulacros que se cumplieron. Específicamente en las poblaciones de Azuay y Santo Domingo de los Tsáchilas, donde se darán las dos experiencias automatizadas que tendrán valor en los resultados finales, se aplicaron sendas pruebas para validar los procesos y depurar los sistemas.

El vicepresidente del CNE, Paúl Salazar, señaló que la necesidad de impulsar el Sistema Integrado de Administración Electoral (SIAE); los planes piloto de votación electrónica en Azuay y Santo Domingo de los Tsáchilas y la instalación del programa de conteo rápido, darán forma en el 2017 a un sistema informático 100% ecuatoriano, en el que estos elementos tecnológicos serán la garantía de procesos transparentes.

En Santo Domingo de los Tsáchilas -con un padrón de 300 mil personas- se usarán las máquinas y software provistos por Smartmatic. El simulacro involucró el despliegue de 61 recintos con 113 máquinas de votación, lo que permitió probar la logística (instalación de equipos y capacitación de personal), al tiempo que se midió la funcionalidad de los equipos de pantalla táctil capaces de capturar, guardar, contar, totalizar y transmitir los resultados. Las máquinas además imprimen un recibo de cada sufragio que habilita la auditoría en caliente (al cierre de la jornada) o posterior, a los fines de comparar el escrutinio manual con el automatizado.

En Azuay -con 600 mil electores- se empleará la boleta electrónica diseñada por Magic Software Argentina (MSA). Para el desarrollo del ejercicio se habilitaron 100 recintos electorales y se instalaron 200 máquinas de votación. Estos equipos disponen de una  papeleta inteligente, la cual debe ser insertada en la máquina para registrar el voto. Los sufragios se almacenan en un chip que está en la boleta, y luego, al finalizar la jornada, se debe pasar boleta tras boleta por la máquina para su posterior conteo.

Aunado a la optimización de los procesos, los simulacros fueron capaces de generar hallazgos como el tiempo promedio que emplean los ciudadanos para ejercer el sufragio, el cual según el CNE sumó entre dos y tres minutos. Además la prueba arrojó que el organismo electoral tendrá la posibilidad de emitir resultados dos horas después de cerrados los comicios.

Las pruebas técnicas en Ecuador dejaron a punto el sistema electoral y el voto electrónico que desplegará este 23 de febrero, cuando el país elegirá 23 prefectos provinciales, 221 alcaldes, 1.305 concejales y 4.079 vocales de las juntas parroquiales. El CNE asegura estar listo, e incluso la Misión de Observación Electoral de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) aplaudió la preparación de la nación. Ahora sólo resta la asistencia masiva de los electores para consolidar el uso de la tecnología en la defensa y garantía del voto en este país.

Auditorías buscan robustecer voto electrónico que probará Ecuador

Las máquinas de Smartmatic ya están en Santo Domingo de los Tsáchilas. Foto: El Comercio.

Las máquinas de Smartmatic ya están en Santo Domingo de los Tsáchilas. Foto: El Comercio.

Las garantías electorales son las herramientas que permiten a un Estado y a los electores contar con procesos comiciales seguros, pero cuando se trata del voto electrónico, todos los ojos se posan sobre la seguridad que ofrecen las máquinas y el software diseñado para ejercer y procesar el sufragio.

En su camino por presentar al país un sistema automatizado capaz de adaptarse a sus necesidades, Ecuador no sólo preparó una prueba vinculante de voto electrónico que se aplicará en las elecciones del 23 de febrero, sino que empleará tres tecnologías en diferentes localidades, y en dos de ellas, Azuay y Santo Domingo de los Tsáchilas, los sufragios emitidos formarán parte de los resultados finales, además se aplicarán cinco auditorías que buscan transparentar el proceso.

El plan del Consejo Nacional Electoral contempla realizar cinco auditorías, iniciando una semana antes de los comicios. A las revisiones fueron invitados delegados de las organizaciones políticas y ciudadanos interesados en el proceso, quienes podrán realizar distintos niveles de inspección, antes, durante y después de la jornada electoral.

El estudio abarcará una auditoría de predespacho, que verificará el traslado de las máquinas a los recintos electorales. Seguidamente probarán el programa informático de instalación, los procesos de votación y escrutinio, los equipos y la base de datos del sistema de totalización.

En Santo Domingo de los Tsáchilas -donde están habilitados para votar 326.915 electores- se usarán las máquinas y software provistos por Smartmatic, multinacional que ha realizado elecciones en Filipinas, Bélgica, Venezuela, Estados Unidos y Brasil. Las posibilidades de auditoría que ofrece esta tecnología son múltiples y su tecnología ha sido validada por organismos de observación internacional, como el Centro Carter y la Unión Europea.

En el caso de Azuay -con un padrón de 600 mil electores- se hará uso del voto electrónico de la empresa Magic Software Argentina (MSA), empleada en la provincia argentina de Salta. La empresa es bastante escueta al presentar las posibilidades de auditar el sistema.

Tras el recuento de lo que prepara Ecuador, es evidente que cumplir todas las auditorías que sean necesarias para robustecer la seguridad de los comicios es uno de los objetivos del voto electrónico, por lo que queda de parte de las autoridades y los partidos, decidir qué revisiones aplicar para generar la confianza en quienes depositarán su futuro político en máquinas de votación.